Autora: Mery Andrea Mucha Carhuapoma*

Según el último informe sobre el estado del clima mundial (2019) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), existen diversos sucesos ambientales que afectan el planeta y las sociedades, como es i) la aceleración del nivel del mar, ii) los eventos meteorológicos extremos que implica las inundaciones o sequías, iii) las temperaturas récord en Australia, India, Japón y Europa que afectan negativamente la salud y el bienestar de las personas, iv) los incendios forestales; v) la seguridad alimentaria y vi)  las migraciones. Además de lo señalado, existen alrededor de 475.000 personas fallecidas en el mundo por consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos desde el año 2000 hasta el 2020, según el Global Climate Risk Index de  la ONG Germanwatch (2021).

Por lo expuesto, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad refuerzan la crisis ambiental, que incrementa de manera exponencial. Asimismo, estos hechos descritos parecen tener coherencia con lo postulado por la Ley de Murphy: «cuando algo puede ir mal, saldrá mal». Pero, si bien es cierto que, ante la búsqueda de afrontar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, se implementó acciones ambientales que no impliquen -necesariamente- que la Ley de Murphy aplique en el medio ambiente y se continúe afectando a la sociedad y biodiversidad.

Por ello, mediante el aprendizaje de la  afectación severa que está ocasionando el cambio climático en la sociedad, los diferentes organismos internacionales y países implementaron una pronta acción climática que permite la ejecución de acciones inmediatas y a largo plazo como, por ejemplo, la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Pacto Verde Europeo, el Acuerdo de París y las Cumbres del Clima muestran un creciente compromiso en combatir el cambio climático que aqueja a la sociedad. Estas medidas de impacto internacional y nacional son indispensables para la acción urgente en la actualidad, ya que, implican una responsabilidad inmediata en relación con el tema climático.

En la misma línea, resulta importante resaltar el papel de la tecnología como otra medida para contrarrestar el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad,  debido a que sirve para el ser humano como una fuente científica para lograr objetivos sociales, personales o empresariales. Por ello, amerita plantear que mediante la tecnología se puede salvar al ambiente a través del desarrollo tecnológico sostenible. Al respecto, la especialista en biotecnología, Ángela Bernardo, señala que “la investigación y la innovación científica y técnica serán fundamentales para salvar el medioambiente, reduciendo el impacto del calentamiento global, ayudando en la adaptación frente al cambio climático, limpiando zonas contaminadas o cuidando de nuestra propia salud” (2021).

En ese sentido, amerita mencionar una acción tangible y accesible para la población con relación a la utilización de recursos y acciones que logren contrarrestar la contaminación ambiental, tal como la creación de emprendimientos sostenibles e innovadores con un enfoque de economía circular que logren un impacto en beneficio del medio ambiente y la sociedad, estas innovaciones deben ir de la mano con la protección que ofrece la propiedad intelectual para la innovación de ideas sostenibles, una medida de protección intelectual flexible para que no exista una obstaculización de la innovación sostenible en países en desarrollo. 

Asimismo, la tecnología avanza a pasos agigantados desde la Revolución Industrial y en tal escenario, toma importancia la propiedad intelectual, planteado en los siguientes términos: “la Propiedad Intelectual no ha sido ajena a la realidad porque históricamente, la Propiedad Intelectual y la problemática del medio ambiente tienen un común denominador: la Revolución Industrial. Esta gran época de industrialización, producción y auge económico mundial fue un parteaguas para ambas disciplinas” (Propiedad Industrial e Intelectual como herramienta de apoyo para el Medio Ambiente, 2014).

Entonces, se denota una estrecha relación entre el  ambiente y la propiedad intelectual considerándose esta como una herramienta mundial y nacional dentro la política ambiental, por ende, la propiedad intelectual debe llegar a ser perfilada como una enorme y útil herramienta para aplacar la crisis climática porque tiene una directa relación con la innovación tecnológica, ya que “la inversión, protección, comercialización, difusión o licenciamiento de dichas tecnologías y técnicas limpias son puntos críticos para la mitigación del calentamiento global y a la vez una gran área de oportunidad económica para el sector privado” (Propiedad Industrial e Intelectual como herramienta de apoyo para el Medio Ambiente, 2014).

A manera de cierre, la crisis climática no se ha paralizado en consecuencia, el progreso de la propiedad intelectual debe potenciarse para que sirva como una herramienta -en su justa medida y sin grandes limitaciones a la invención- para mitigar la crisis climática, ambas interconectadas en relación con las tecnologías respetuosas con el ambiente. Las nuevas tecnologías consideradas invenciones junto a una protección de marcas y patentes en beneficio de un planeta saludable es indispensable en la actualidad, así como el fortalecimiento de la propiedad intelectual en un sistema de patentes como incentivo e impulso a la innovación de la creación tecnológica en beneficio de la sociedad. 

*”Las opiniones expresadas en el presente son de exclusiva responsabilidad del/la autor/a y no necesariamente reflejan los puntos de vista del Taller de Derecho Ambiental”.

 

Fotografía: La República

BIBLIOGRAFÍA

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