Autora: Alexandra Garrido Baylon*, miembro del TDA.

El Protocolo de Montreal sobre Sustancias que Agotan la Capa de Ozono es el acuerdo ambiental multilateral histórico que regula la producción y el consumo de casi 100 productos químicos artificiales denominados sustancias que agotan la capa de ozono. Dicho Protocolo fue adoptado el 16 de septiembre de 1987, siendo que, a la fecha, es el único tratado de la ONU que ha sido ratificado por todos los países del mundo.

Investigadores de la Universidad de Leeds en Reino Unido, señalan que los productos químicos que destruyen la capa de ozono, que alguna vez se usaron en los refrigeradores, de haber continuado su uso, se habría provocado un 2,5 °C extra del calentamiento global para fines del presente siglo, a raíz de ello se concluyó que el Protocolo de Montreal de 1987 que limita los clorofluorocarbonos (CFC) le dio al mundo una oportunidad de luchar para limitar el calentamiento global a 1.5° C, lo cual se encuentra alineado a lo establecido en el acuerdo de París. Señalan que la atmósfera ya se ha calentado entre 1,1 °C y 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales, lo que significa que la Tierra podría haberse enfrentado a un calentamiento de 3,5 °C si los CFC todavía estuvieran en uso.

Se descubrió que el agotamiento continuo del ozono, gas que protege al planeta de los niveles nocivos de radiación ultravioleta (UV), habría socavado enormemente la capacidad de la Tierra para absorber dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, por lo que, el mundo ya estaría experimentando los peores niveles de calentamiento global que se predicen si los líderes internacionales no cumplen con sus compromisos de cero emisiones netas de CO2. La protección de la capa de ozono permitió proteger a la vegetación mundial de los aumentos dañinos de los rayos UV que socavan la capacidad de la vida vegetal para absorber CO2.

Los resultados de la investigación ‘El Protocolo de Montreal protege el sumidero de carbono terrestre’ realizada por un equipo de la Universidad de Lancaster, revelan que un mundo sin el Protocolo de Montreal habría desencadenado en plantas dañadas por los rayos ultravioleta que podrían haber liberado entre 325 y 690 gigatoneladas de carbono a la atmósfera para el año 2100. Como resultado, este “mundo evitado” podría haber enfrentado una temperatura adicional aumento de 2,5 °C, por encima y más allá del aumento de 2 a 6 °C ya proyectado para finales de siglo, con 0,50–1,0 °C vinculado específicamente al daño de las plantas por los rayos UV.

El Dr. Paul Young, investigador principal de la Universidad de Lancaster y director de la presente investigación señaló que: “Un mundo en el que estos productos químicos aumentaron y continuaron eliminando nuestra capa protectora de ozono habría sido catastrófico para la salud humana, pero también para la vegetación”. Así también, enfatizó el hecho de que con su investigación se pueden: ver que los éxitos del protocolo de Montreal se extienden más allá de proteger a la humanidad del aumento de los rayos UV para proteger la capacidad de las plantas y los árboles para absorber CO2.

En el marco de la investigación señalada, se observó que, incluso sin los CFC, se cree que los niveles de dióxido de carbono aún se encuentran en sus niveles más altos en la historia humana, siendo que para 2100 habría un 60% menos de ozono sobre los trópicos. Esta sería una situación aún peor que la que se vio cuando se formó un agujero de ozono sobre la Antártida en el apogeo del uso de CFC en la década de 1980.

En conclusión, el Protocolo de Montreal, ha contribuido en la reducción del calentamiento global y en la protección de la capa de ozono, beneficiando al clima global al reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que ingresan a la atmósfera.

*”Las opiniones expresadas en el presente son de exclusiva responsabilidad del/la autor/a y no necesariamente reflejan los puntos de vista del Taller de Derecho Ambiental”.

 

Fotografía: El Confidencial

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