Por: Ivana Karina Escate Gastañaga

Bach. Ingeniería en Ecoturismo por la UNFV, estudiante de Derecho en la UCSUR y miembro colaborador del TDA.

En el Perú, los efectos del cambio climático (en adelante CC) desde hace algunos años, son más visibles y preocupantes en las zonas rurales (p.ej. región sierra y región selva); donde se concentra la mayoría de nuestra mega biodiversidad, ecosistemas significativos, y además se desarrollan actividades productivas que dependen de los factores climáticos. Dichos lugares, son sin duda áreas altamente vulnerables al CC, tanto por su localización geográfica, como porque en ellas se desarrollan actividades extractivas; por tanto, resulta evidente que debamos preocuparnos por adoptar acciones que permitan su adaptación y que coadyuven a la mitigación frente al CC; pero, ¿qué sucede con las ciudades? 

En las ciudades ocurre gran parte de la actividad comercial e industrial; al mismo tiempo, se generan entre 60 y 80% de las emisiones de gases con efecto invernadero (en adelante, GEI) globales y, generan mayor presión sobre el medio ambiente (Huellas de Ciudades, S.f). Cada ciudad tiene una respuesta diferente ante los cambios en su entorno; pues son un sistema complejo en el cual interactúan aspectos de infraestructura, ámbito geográfico, aspectos económicos y sociales lo que genera desafíos importantes cuando hablamos de CC.

Según los resultados del censo del año 2017, el 79.3% de la población peruana se concentra en zona urbana; asimismo, según región natural, la participación poblacional se ha incrementado en la Costa un 58% en el año 2017 a nivel nacional (INEI, 2018). Esto es y debe de ser una gran razón para centrarnos en el dinamismo urbano, conocer el grado de vulnerabilidad que tienen las ciudades, así como la capacidad de respuesta para enfrentar los efectos del CC que cada año se hacen más notorias.

En base a los datos descritos, es posible nombrar algunos escenarios de riesgo asociados al CC que las ciudades de nuestro país están enfrentando: (i) incremento de la temperatura, debido al gran número de edificaciones y pocas áreas verdes, generando un fenómeno conocido como “islas de calor urbanas” que afectan al confort y salud de las personas y mayor consumo de energía (Soberón y Obregón, 2016); (ii) incremento de precipitaciones en la región sierra y/o particularmente por la presencia del fenómeno del ENSO, provocan desbordes de ríos, incremento de huaicos o huaycos localmente, e inundaciones; (iii) incremento de emisiones de GEI, por el transporte público, procesos industriales y residuos sólidos; (iv) la degradación de ecosistemas característicos de nuestras zonas urbanas como son los humedales y las lomas costeras que tienen un rol importante frente al CC, sufren afectaciones por los cambios en el clima y sumándole las grandes presiones antrópicas que enfrentan día a día (p.ej. invasiones,  tráfico de terrenos, contaminación ambiental)(PNUD, 2018); entre otros.

¿Y qué estamos haciendo al respecto?

  • Uno de los principales avances como país en materia de cambio climático ha sido la promulgación de la Ley Nº 30754, Ley Marco sobre Cambio Climático, en el año 2018. Dicha norma incentiva la construcción de ciudades sostenibles y resilientes frente al cambio climático, a través del inciso 3.5 de su artículo 3, que establece la planificación territorial a escala regional y local como uno de los enfoques para la gestión integral del cambio climático. En esa misma línea, el Reglamento de dicha Ley, aprobado por Decreto Supremo N° 013-2019-MINAM, dispone que los Planes de Desarrollo Concertado Local, Planes de Desarrollo Urbano, y otros instrumentos de planificación territorial incorporen medidas de adaptación y mitigación que se haya establecido en el Plan Local de Cambio Climático, instrumento de gestión integral de CC que permite la implementación de medidas exclusivamente de esta temática.
  • En ese sentido, es pertinente referir los avances de la actualización de las NDC con aportes multinivel y multiactor. Asimismo, en el caso de Lima Metropolitana, en el año 2019, se estableció el Área de Conservación Regional “Sistema de Lomas de Lima” mediante el Decreto Supremo N° 011-2019-MINAM, involucrando los distritos de Ancón, Carabayllo, Independencia, Rímac, La Molina, San Juan de Lurigancho y Villa María del Triunfo de la provincia y departamento de Lima, con el fin de conservar 13 500 hectáreas de estos ecosistemas (SPDA, 2019).
  • El presente año, se aprobó el Plan Local de Cambio Climático de la Provincia de Lima 2021-2030, que busca detallar cómo la ciudad gestionará los riesgos asociados al cambio climático, teniendo como eje central a las poblaciones más vulnerables, bajo un enfoque de inclusión y equidad, para así construir una ciudad próspera, inclusiva y resiliente (Municipalidad de Lima, 2021).
  • Finalmente, hace pocos días, se aprobó el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático hacia el 2050, mediante la Resolución Ministerial N° 096-2021-MINAM, un instrumento que promueve la reducción de la vulnerabilidad ante efectos del CC del país y que cuenta con un enfoque de adaptación basada en la planificación territorial, donde se promueve la construcción de ciudades sostenibles a escala regional y local (MINAM,2021).

Sin embargo, cabe preguntarse si lo hecho hasta ahora para que las ciudades peruanas se adapten al CC y coadyuven a su mitigación ¿es suficiente? Actualmente los impactos del CC están afectando a las ciudades más rápido de lo que pensamos y no sólo a Lima Metropolitana. Por lo tanto, es necesario que todas las ciudades adopten medidas frente al CC y estas se materialicen; es decir, implementar las acciones que desarrollen los diferentes elementos del sistema natural para incrementar la capacidad adaptativa sobre las urbes. En esa línea, se debe de buscar soluciones técnicas sostenibles para cada ciudad, que sean adecuadas a sus realidades, basadas en la naturaleza (p.ej. infraestructura natural, verde o mixta, etc.) pero que estas finalmente se conviertan en ciudades más adaptativas y resilientes ante el CC.

 

Fotografía: Universidad ESAN

FUENTES CONSULTADAS:

(*) Las opiniones expresadas en el presente son de exclusiva responsabilidad de la autora y no necesariamente reflejan los puntos de vista del Taller de Derecho Ambiental.

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